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BUTÁN
Oculto en las poderosas montañas del Himalaya, donde el paso del tiempo es casi imperceptible.
Adentrarse en el misterioso reino de Bután es adentrarse por el mundo espiritual y profundo del budismo a través de sus tradicionales pueblos de costumbres ancestrales y sus monasterios aferrados a las desafiantes laderas. Valles de color esmeralda, plantaciones de arroz, palacios y casas de vivos colores, monasterios colgados de barrancos escarpados y la sonrisa siempre amable de sus gentes, imprimen el carácter genuino de este remoto y aún desconocido país.
¿Por qué viajar a Bután?
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Nido del Tigre, Cuenta la leyenda que, alrededor del siglo VIII, el Gurú Padmasambhava, más conocido como Gurú Rinpoche, voló desde la localidad de Khenpajong hasta las cuevas más altas del Valle de Paro a lomos de una tigresa. Sería allí, entre las escarpadas cimas del Himalaya, donde el gurú meditaría durante tres años, tres meses, tres semanas, tres días y tres horas hasta convertirse en el referente que introdujo el budismo en la población de Bután. Siglos después, concretamente en 1692, el Paro Taktsang o Nido del Tigre fue construido en torno a las trece cuevas del gurú convirtiéndose en el mayor icono cultural de Bután y en uno de los grandes retos viajeros a través de la ruta de 3 horas que parte desde la ciudad de Paro.
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Rinpung Dzong, durante un viaje a Bután escucharéis la palabra «dzong» en varios ocasiones. Sinónimo de la arquitectura típica del país, los «dzong» son monasterios budistas típicos caracterizados por altas torres sobresaliendo por encima de diferentes murallas que protegen las habitaciones de los monjes budistas además de la presencia de diversos jardines. De todos estos monasterios, el más grande es el Rinpung, el cual contiene hasta catorce templos y capillas acariciadas por el rumor del cercano río Paro. El lugar es también famoso por ser una de las sedes principales de la celebración del tsechu, la mayor festividad de Bután caracterizada por diferentes bailes que sus integrantes realizan con máscaras.
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Punakha Dzong, el segundo monasterio más grande de Bután y uno de los más visitados, ubicado a escasa distancia del Parque Nacional de Jigme Dorji. Un epicentro budista precedido por un famoso puente de madera típico que surca el río Mo hasta alcanzar un laberinto que alberga desde pinturas hasta las reliquias de la Escuela budista-tibetana Kagyu. Una meca de paz y tranquilidad que en sus tiempos como capital administrativa de Bután adquirió el nombre de «Palacio de la Gran Felicidad».
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Timpu, desde su apertura al mundo en 1974, la capital de Bután se ha convertido en el mejor reflejo de la religión, cultura y evolución del país, especialmente durante los últimos años. Desde la visita al templo más antiguo de la zona, el Changangkha Lhakhang, hasta su Librería Nacional o el enorme chorten (o pagoda) de Timpu, la ciudad comienza a experimentar un cambio sociológico que se percibe en sus cibercafés o las discotecas donde la elite butanesa baila junto a los visitantes extranjeros.
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Estatua de Dordenma, considerada como una de las estatuas de Buda más famosas del mundo, Dordenma es todo un ejemplo de arquitectura religiosa, midiendo hasta 50 metros y bañada totalmente en oro. A su vez, el propio monumento alberga hasta otras 1000 estatuas de menor tamaño rodeando a la principal. Ubicada en lo alto de un monte del Kuenselphodrang Natura Park, la estatua marca el acceso a la entrada sur del Valle de Timpu.
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Dochula Pass, el puerto de montaña más famoso de Bután se llama Dochula Pass y podréis encontrarlo en vuestra ruta de trekking entre Timpu y Punakha. Un conjunto de hasta 108 Estupas que preceden al templo Druk Wangyal Lhakhang construido en honor al cuarto líder de Bután, Druk Gyalpo. Además de su ubicación junto al primer jardín botánico del país, Dochula Pass se convierte en el mejor mirador al ofrecer vistas impresionantes de los cielos butaneses o picos como el Gangkar Puensum, el más alto de todo el país.
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Motithang Takin Preserve, cubierto de mucho pelo y con cara de buenos amigos, el takín es el animal nacional de Bután, motivo por el que, no lejos de Timpu, el visitante puede acceder a una reserva natural dedicada en exclusiva a esta simpática criatura. Según la leyenda, el takín fue creado por el santo Drukpa Kunley, quien en el siglo XV decidió unir el cráneo de una cabra con el esqueleto de una vaca dando como resultado a este animal que podéis visitar entre llanuras verdes y frondosos bosques donde fomentar el ecoturismo en Bután. La perfecta aventura mediante la que enlazar con una visita a otros parques míticos como el Bumdeling o el Sakteng Wildlife Sanctuary, ideal para avistar especies tan curiosas como el panda rojo.
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